lunes, 24 de marzo de 2014

Entrevista a David Ozkoidi


 Fotografía: Vesna Vukoja.

¿Cómo y cuándo empezaste en esto de la fotografía?
Empecé por la afición de mi padre a la fotografía cogiendo su cámara y haciendo diapositivas Ektachrome como él hacía. Más tarde jugué con la fotografía en blanco y negro y finalmente con la fotografía digital. Mi hermano también es un gran aficionado y me lo pegó a mí.  Él me informo de que podía estudiar en Barcelona, más concretamente en la Universidad Politécnica de Catalunya (U.P.C.) en Terrasa.  Era un graduado universitario de fotografía e imagen digital. El tercer año junto con un amigo hice un curso, que actualmente desgraciadamente no se realiza, de dirección de fotografía de cine en la ESCAC. Ese último curso tuve que combinar la ESCAC por la mañana y universidad por la tarde. Y desde entonces he trabajado en trabajos relacionadas con la imagen.
¿Por qué la fotografía documental?
Siempre fui fotografiando lo que había a mi alrededor comenzando por Sangüesa.  Comencé a apasionarme en la universidad ya que teníamos muy buenos profesores como Paco Elvira que por desgracia nos dejó el pasado año. A lo largo de mi carrera ha ido in crescendo mi interés por el documentalismo, es una buen medio para conocer realidades, culturas y gentes desconocidas.
¿El trabajo de Bolivia ha supuesto un antes y un después en tu carrera fotográfica?
A nivel personal sin duda alguna. Las experiencias han sido muy duras, pero muy enriquecedoras. A nivel profesional es demasiado temprano para saberlo, ni siquiera me lo planteo. Tengo la necesidad vital de seguir realizando este tipo de proyectos fotográficos y espero poderlos seguir desarrollando con mejor o menor apoyo económico y logístico. Mi carrera profesional en el mundo de la imagen está muy ligada ala parte técnica debido a mi perfil ya que he sido técnico comercial, asesor de cine digital o técnico de cámara en rodajes. También fui editor gráfico en una agencia de fotografía de stock, pero de todos los trabajos que he realizado ha sido solamente en Bolivia cuando me he sentido libre y feliz haciendo lo que me gustaba.

Cómo surgió ese trabajo?
Fui yo a buscarlo. Busqué un puente para llegar a esos temas. Contacté con varias ONGs y finalmente surgió la colaboración con TAU Fundazioa. Tampoco es que quisiera hacer un tema en concreto. En estos viajes tampoco sabes lo que te vas a encontrar. Hay un montón de historias, es un país que desconoces completamente por mucho que leas sobre él. Ahora mismo gracias a Internet puedes tener más documentación e información. En su momento me pude permitir viajar durante tres meses, ahora no sé si podría. Creo que es lo bonito; viajar e ir encontrado personas e historias para ir profundizando y darlas a conocer.
¿Cómo te planteas los nuevos proyectos?
Van surgiendo según lees sobre temas que te interesan. Tengo un trabajo sobre la  Batalla del Ebro que ahora ya lo quiero terminar. Al principio quería realizarlo sólo con fotografías pero me surgió la posibilidad de hacer entrevistas e incluir la música que la voy hacer junto con unos amigos músicos, así que terminará siendo algo multimedia. Me gusta hacer proyectos a largo plazo, en Pamplona desarrollé un reportaje con Traperos de Emaus. Entonces tuve la suerte de poder invertir tres meses con ellos. Muchos temas los tienes, vas haciendo y desarrollándolos con los años. Decirte también que de los proyectos desarrollados antes de ir a Bolivia muchos son inéditos y están todavía sin publicar y algunos otros sin finalizar. Ahora en Londres desarrollo uno que trata sobre la inmigración. Como emigrante que soy voy a ser también yo parte de la historia. Me planteo este trabajo de cara a poder publicarlo en mi segundo libro fotográfico con una estructura de tres historias. Es un tema que todavía está en proceso de gestación. Me los planteo así; estas todo el día dándole vueltas a la cabeza, tienes un montón de cosas empezadas y las vas terminando poco a poco. El problema viene después, cuando las terminas y las quieres vender, porque trabajar de esta manera es muy romántico, pero muy poco rentable. 

¿Has trabajado de director de fotografía de cine en varios proyectos ¿Qué prefieres este mundo o ser fotógrafo?
Considero que sin uno no existe el otro, hoy más que nunca. A mí lo que más me gusta es el documentalismo. No me cierro a ningún formato. El documental de video me encanta y con los nuevos formatos multimedia creo que las historias pueden contarse de manera que lleguen a un mayor número de receptores. A la hora de trabajar, el cine es mucho más piramidal que el fotoreportaje donde es más fácil sentirse libre.
¿Referentes en fotografía?
Muchos, cuanto más conozcas más aprendes. Documentalistas de principios del siglo XX por ejemplo; Robert Capa, Álvarez Bravo, Robert Frank pero sobre todo Eugene Smith. Retratistas honestos como Virxilio Vieitez o August Sander. En cine; William Klein, Werner Herzog… También hay mucho fotógrafo contemporáneos que me gustan como; Jessica Dimmock, Ami Vitale, Steve McCurry o nacionales como Cristina García Rodero, Tino Soriano o Clemente Bernad. Ultimamente sigo mucho el trabajo de Olmo Calvo que está haciendo un trabajo exquisito sobre la raquítica España que han dejado los banqueros y políticos. Y sigo de cerca el trabajo de muchos periodistas que también hacen fotografía o cine como; Gervasio Sánchez, Ander Izaguirre, Daniel Burgui o Unai Aranzadi.

¿Con qué equipo trabajas? ¿Retocas tus imágenes?
El trabajo de Bolivia lo hice con la 5D y ópticas Canon de la serie L. Pero cada vez soy menos purista en ese sentido y considero que cualquier cámara sirve para contar una historia. Me gusta la Fuji X1 Pro que ocupa poco y tiene buena calidad. Me parece que las DSLRs son muy grandes y pesadas, y a veces asustan a la gente. Con el tema del retoque no es que esté ni a favor ni en contra. Es una herramienta más, como lo es la cámara y cada uno la utiliza como piensa que es adecuado para el tipo de fotografía que quiere hacer. En el caso de la fotografía documental busco la sencillez; un poco de contraste y un poco de saturación. En cambio en cine de ficción utilizaré todas las herramientas necesarias tanto en iluminación, cámara o postproducción conforme con el guión y el director.

Su exposición "Bolivia, la hija predilecta" se puede ver en el Civivox Ensanche hasta el 28 de marzo

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