martes, 11 de noviembre de 2014

Entrevista con Patxi Uriz

Os recordamos que este viernes 14 se proyecta en los Cines Golem de Estella-Lizarra el documental "Hijos de la Tierra" de Patxi Uriz y Axel O'Mill, en la que posteriormente habrá un coloquio con uno de sus directores, Patxi Uriz.
A continuación os dejamos una pequeña entrevista con él en la que nos habla del documental y su trayectoria profesional.


Fotografía © Patxi Uriz


    ¿Cómo empezaste en la fotografía?
En la fotografía empecé con el colectivo Fotóculo que había aquí en Puente, en un local del Ayuntamiento situado en las antiguas escuelas. Allí teníamos el laboratorio, el proyector de diapositivas y de esa manera me entró el gusanillo. Además de pequeño mi abuela me regalo una cámara, me acuerdo que el flash tenía cuatro bombillas y cada bombilla era para una sola fotografía
Me ha gustado mucho la fotografía asociada a los viajes y a conocer otras culturas.
He sido siempre una persona muy inquieta , muy curiosa y para mí la cámara ha sido siempre mi mejor aliado para despertar esta curiosidad. Me han gustado mucho siempre los viajes de estilo aventurero,
Después de estar años en el Fotóculo organizando Rallys fotográficos y otras actividades realicé en Pamplona un curso de profundización con Koro Kantabrana y Blas Campos. Un buen día me desperté y me pregunte a ver qué quería ser en la vida, qué quería hacer.  Tuve claro que quería viajar por el mundo y hacer fotos. 
Después de estudiar en Barcelona, con otra fotógrafa montamos la agencia Phototext en la que realizábamos reportajes  con fotos y textos. A mi también escribir no se me daba mal y por aquel entonces vendías el pack completo. Eran tiempos en los que  se pagaban bien los reportajes y era un modo de vida la verdad que…luché por ello y bueno…aquí estoy.

Además de fotografía de viajes ¿hay otra especialidad?
Como mi padre al ser agricultor me llevaba siempre al campo. Gracias a esa experiencia me especialice un poco en gastronomía. Me gusta la buena mesa y la curiosidad de conocer nuevas comidas o vinos.
Lo etnográfico me ha gustado siempre también. Para mi son fotos atemporales aunque depende del sitio. Hay que mirar que no estén contaminados como por el ejemplo en el carnaval de Lanz, que puede ser lo mismo ahora que hace 20 años. Son lugares por donde no pasa el tiempo. Ahora se contaminan más porque ves a gente haciendo fotos con los móviles y a veces se te meten entre medio, pero bueno, todo el mundo tiene derecho a hacer fotos. Las fiestas etnográficas me han gustado mucho porque pienso que es otra parte de la cultura de los pueblos al igual que la gastronomía. Pienso que esto debe permanecer y la fotografía ayuda a conservar este patrimonio.

¿Qué trabajo te ha llenado más a nivel profesional y personal?A mí el que más me llenó, a pesar de que he recorrido más de 40 países, el que más ilusión me ha sido el libro de “Navarra a la carta”. Fue una propuesta que hice al Gobierno de Navarra. A los cinco minutos de exponerlo me dijeron que si. Nunca he vendido un proyecto tan rápido. Fue un poco el pasaporte a casa después de estar seis años en Barcelona como campo base viajando por el mundo. Me vine para Navarra ya que mi padre estaba enfermo y por lo menos pude estar los últimos meses con él y empecé con ese proyecto al que le dedique un año y medio. Me dieron carta blanca para hacer el libro como yo quisiera, y el resultado fue que me dieron el galardón del tercer libro mejor de viajes gastronómicos del mundo en Londres en 2008. Para mi, es el trabajo que más ilusión,  que más pasión le he puesto  y del que más satisfecho estoy. En este trabajo el ojo y el corazón confluyeron bastante bien.


 ¿Cuales son tus referentes en fotografía?
Cristina García Rodero sobre todo. Steve Mc Curry,  Cartier Bresson, Ramón Massats… Me gustan mucho los clásicos. Con Chema Madoz me quito el sombrero, (su madre es de Puente, no por eso), ya que me parece que tiene un sexto sentido. David Alan Harvey me gusta también.

De fotógrafo a director de documental ¿por qué?
Director de documental? “Hijos de la Tierra” es mi ópera prima y además como co-director. Prefiero definirme como documentalista .  El paso al mundo del cine ha sido un poco una adaptación a los tiempos. Siempre me ha gustado la fotografía, pero un buen día recibí una oferta de una productora que estaba buscando un fotógrafo que nunca hubiese hecho video. El director de ese proyecto me dijo que los mejores realizadores han sido antes fotógrafos.  Así que trabajé con ellos durante unos Sanfermines, donde coincidí con Raúl de la Fuente que me dio este consejo: “tienes que hacer fotos que duren10 segundos”. Y la verdad es que sí, era un gustazo el ver la vida pasar delante de tu cámara y encima con música. La fotografía no la dejo pero me gusta mucho filmar.
El documental “Hijos de la Tierra” ha sido para mí el Navarra a la Carta del cine. A esta película le dediqué gran parte de mi tiempo durante más de dos años.  Aposté muy fuerte por algo que creía iba a salir bien. Y así fue, el proyecto que en principio se titulaba “Navazonia” consiguió la ayuda del INAAC para llevarlo a cabo. Lo estrenamos con gran éxito en la Filmoteca de Navarra en diciembre del año pasado. Ahora ha empezado un recorrido por festivales y casas de cultura. Ya hemos ganado el Festival de cine rural Ficvelo de Galicia y estamos entre los seis finalistas en el Festival Internacional de San Petersburgo.
He tenido la suerte…bueno también es sembrar, querer hacer las cosas bien y enfocar en ello y tener un buen equipo alrededor y tirar para adelante.

¿Cómo surgió la idea de hijos de la Tierra?
La idea surgió por un trabajo fotográfico. Un naturópata me hizo una propuesta para hacer un libro sobre plantas medicinales, plantas que cultiva él en la Península Ibérica y en Brasil. Él compro en Amazonas unos terrenos como zona de preservación. La verdad cuando vi todo lo que podía dar de sí aquella experiencia, todo ese intercambio de conocimiento con los chamanes y los hombres sabios de la selva, le dije que el libro ya lo haríamos pero este tema daba para más, que se podía hacer un documental. Así es como  empezó todo.

Se ha rodado en España, Brasil, México, Gran Bretaña y Francia. ¿Qué ha sido lo más complicado?
Lo más complicado fue Brasil. Llegar al corazón de la selva con los chamanes no es fácil. Ha habido una labor de producción muy grande y eso no se ve y la gente a veces tampoco lo valora. Se piensa que se llega fácil pero no es así. Para moverte por ahí son muchas horas de barca , cuatro aviones desde España y mover toda esa logística es complicado.
Tuvimos la suerte de trabajar con un brasileño que se dedica al mundo del cine, conocía a muchos chamanes e hizo la producción del documental, el trabajo de campo antes de ir a filmar. Con esta misma persona me salió la oportunidad de ir a México. Esto no estaba previsto en el plan de rodaje, pero resultó gratificante. Al igual que la entrevista a Terry el druida. Conoces a tanta gente interesante que unos personajes te llevan hacia otros y quieres meterlos a todos. Este trabajo me ha servido para darme cuenta que en un documental el guión se escribe en el montaje. Así como el cine de ficción tiene como objetivo desarrollar una historia, el documental es un tema. Pero en el documental, el cine es el montaje. Un trabajo de más de 150 horas de grabación, dejarlo en 35 minutos es complicado. De 70 entrevistados al final salen 14.

¿Con qué experiencia del documental te quedas? 
Me quedo con la experiencia del viaje interior. Me ha servido para conocerme más como persona, para conocer más el mundo y  para conocer como es la vida.  La vida es mucho más sencilla, hay que aceptar las cosas como vienen  y no hay que rasgarse las vestiduras por lo que te acontece.  Hay que aceptarlo y tratar de solucionar las adversidades. Sobre todo veo que una de las cosas importantes que tiene que hacer el ser humano es crecer espiritualmente para saber realmente quien es y para saber a que ha venido a este mundo. Sin eso, pasas de rositas y no te enteras.
             
 El documental habla sobre personas vinculadas a la naturaleza y el respeto hacia la Madre Tierra. ¿Por qué es necesaria esa concienciación en un mundo dominado por las tecnologías, la sobre explotación de los recursos naturales y un modo de vida que genera cada vez más estrés?
Nos creemos dueños de la Tierra y no es así, somos sus hijos. La estamos explotando vorazmente. Es nuestra madre y la estamos ignorando y vivimos de espaldas a ella. Las multinacionales solo piensan en su beneficio propio. Como dice Terry, el druida “Algún día la naturaleza se puede vengar de todo el daño que le hacemos y acabar con todos nosotros.”
En el año 2050 vamos a ser 9.000 millones de personas viviendo en la Tierra. ¿Cómo nos vamos a alimentar? ¿Explotando la tierra con productos transgénicos que acaban con las abejas?. Ya lo dijo Einstein hace muchos años: “El día en que se acaben con las abejas se acabará el mundo”. Es todo una cadena.
Hay falta de concienciación en ese tema. Como dice el presidente de Uruguay, Pepe Múgica  “La felicidad te la dan en tarjetas de crédito” Puedes comprar la felicidad a plazos y no es así, es todo lo contrario. Es ir comprando porque te piensas que comprando, compras felicidad y esto solo conduce a la insatisfacción constante.  Una persona que es rica es la que cree que tiene suficiente. Si una persona tiene mucho pero ambiciona tener más, no es rico porque no tiene bastante.

En el documental se habla de métodos de curas alternativas a la tradicional de con medicamentos químicos. ¿Cual es la diferencia entre ambas?
El conocimiento de la medicina tradicional si fuera efímera no hubiese llegado a nuestros días. Por ejemplo con nuestro equipo cuando llegamos a Brasil le preguntamos al naturópata por las vacunas y nos dijo que no hacía falta vacunas, que nos íbamos a vacunar con medicina de la selva. El primer día que llegamos allí, nos pusimos el cambó, es el veneno que segrega la rana. Te hacen una incisión en la piel, te lo aplican directamente y eso te renueva el sistema inmunitario. Como estábamos con los hombres sabios de la selva había que seguir el protocolo y la verdad es que nadie se cogió ninguna enfermedad.
Hoy en día la salud es un negocio. Es más negocio curar la salud que prevenirla y no vamos bien. Hay una frase que dice Josep Pamies en el documental que es clave: “la industria farmacéutica lo que quiere es cronificar la enfermedad para tenerte agarrado ahí durante años”. Les interesa cronificar, no curar. Y ahí está el problema. En España con el sistema sanitario solo puedes curarte con el protocolo de la medicina química. En Suiza por ejemplo, un país muy puntero en laboratorios farmacéuticos,  puedes elegir el modo de curar. La acupuntura y la homeopatía entre otras están dentro de la sanidad pública. En Nicaragua, el segundo país más pobre de America todas las terapias naturales están la sanidad pública. Y aquí dicen que no es posible. Lo que pasa es se les acaba el negocio a las farmacéuticas. ¿Qué las plantas curan? Pues claro. La industria farmacéutica ¿de dónde saca los principios activos? De las plantas.

Para finalizar, ¿algún consejo que le darías a alguien que quiere dedicarse profesionalmente a la fotografía o realización de documentales?
Que crea en sí mismo y que vaya  a por todas. Por eso digo lo de crecer espiritualmente y conocerte como persona, te ayuda a canalizar y a saber por donde tienes que ir. Te hace ser más intuitivo, tener más seguridad en uno mismo y será más fácil elegir.




           

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